Ser un hombre, no es una cuestión de fuerza.
Quizá todavía algunos no se han enterado que la inteligencia está en el corazón.
La sociedad moderna, que ha alcanzado un grado de educación formal sin precedentes, también ha dado lugar a otras formas de ignorancia. (Jean Claude Micheá)
¿Tenemos que elegir entre “saber” o “sentir”?
Tradicionalmente la escuela se ha centrado en los aspectos cognitivos priorizando los aprendizajes científicos y técnicos, dejando de lado el conocimiento de las personas; no se ha “entretenido” en reflexionar sobre los sentimientos y las emociones. Como contrapunto, las aportaciones científicas actuales destacan la vinculación entre las emociones y el pensamiento como base de toda actividad humana. Por tanto se hace
necesario un replanteamiento serio sobre este tema.
El Informe Delors (UNESCO 1998) afirma que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional.
Este informe fundamenta la educación del siglo XXI en cuatro ejes básicos que denomina los cuatro pilares de la educación: (1) Aprender a conocer y aprender a aprender para aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de toda lavida, (2) aprender a hacer para capacitar a la persona para afrontar muchas y diversas situaciones, (3) aprender a ser, para obrar con autonomía, juicio y responsabilidad personal, y (4) aprender a convivir, a trabajar en proyectos comunes y a gestionar los conflictos.
En la práctica docente nos lamentamos de la poca motivación de los alumnos y del aumento de los comportamientos disruptivos. Lo atribuimos a la realidad cambiante de la sociedad, a la crisis de valores, a la disgregación del sistema familiar, a la influencia de los medios de comunicación de masas..., muchos de estos problemas son mayoritariamente consecuencia del escaso conocimiento emocional que poseemos de nosotros mismos y de los que nos rodean, fenómeno que se denomina subdesarrollo afectivo.
Sabemos que gran parte del fracaso escolar de los alumnos no es atribuible a una falta de capacidad intelectual, sino a dificultades asociadas a experiencias emocionalmente negativas que se expresan en comportamientos problemáticos, conflictos interpersonales, etc. Los estudios indican que entre un 10 y un 25 por ciento de los escolares son víctimas o participan en actos de maltrato hacia los compañeros; son conductas abusivas, intimidadoras y humillantes, a menudo hacia los socialmente más débiles. Este fenómeno se conoce con el término de “bullying”.
Enseñar y aprender a convivir, en definitiva, es trabajar para mejorar la convivencia entre las personas apostando por la igualdad en el respeto a las diferencias. Dicho así puede parecer algo muy gordo, complejo e inabarcable. ¿Cómo arrancar? ¿Por dónde empezar? No nos agobiemos. Fomentar una afectividad positiva y una actitud respetuosa y justa es posible si (1) la convivencia se gestiona de forma democrática, (2) se trabaja en grupos cooperativos y (3) se introduce en el currículum la educación emocional, la educación en valores, la gestión de los conflictos.
"Algunos no se enteraron de que era imposible, y por lo tanto lo hicieron"
Este video es una evidencia del patriarcado en nuestra sociedad (así nos educaron), del dominio del hombre sobre la mujer. La violencia contra las mujeres tiene su origen en esa pérdida de la dominación del hombre. Un derecho que nunca lo fue y muchos aún creen que lo tienen.
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