¿POR QUÉ "HAZ LO QUE QUIERAS"?

Gargantúa y Pantagruel son un conjunto de cinco novelas escritas en el siglo XVI por François Rabelais, en francés. Es la historia de dos gigantes, un padre (Gargantúa) y su hijo (Pantagruel) y sus aventuras. Incluye, en el segundo volumen, una de las más destacadas parábolas en la filosofía occidental, la de la Abadía de Thelema, que puede considerarse una crítica a las prácticas docentes de la época, o una llamada a la libre escolarización (entonces reservada para unos pocos privilegiados), o todo tipo de nociones sobre la naturaleza humana. La "Abadía de Thelema" era una especie de comunidad ideal, contrapuesta a la corrupción existente en los ámbitos monásticos de aquel tiempo (único lugar donde se tenía acceso al conocimiento). El lema de esta comunidad utópica era precisamente: "Haz lo que quieras".


11 de enero de 2008

OBSERVATORIO DE LA INFANCIA

El Defensor del Pueblo de Andalucía remitió con fecha 8 de noviembre de 2007 un informe especial al Pralamento Andaluz sobre Menores con Trastornos de Conducta. el informe, de gran interés, plantea que "Posiblemente una de las cuestiones que concita últimamente un mayor interés social dentro del ámbito educativo sea la relacionada con la convivencia escolar. O, expresándolo en términos menos asertivos, la relativa al problema de la violencia escolar.
Términos como acoso escolar o “bullying” han pasado en estos últimos tiempos a integrarse en el vocabulario popular de uso habitual, y son utilizados para describir un fenómeno que,aunque venga de muy antiguo, parece haberse convertido en el tema emergente dentro del mundo educativo.
De hecho, decir que los problemas de convivencia en los centros docentes están generando alarma social sería quedarnos cortos, quizás habría que empezar a hablar de auténtica psicosis social en relación con este tema.
Y hablamos de psicosis por cuanto estamos convencidos de que la actual proliferación de denuncias públicas sobre situaciones violentas o de acoso escolar en los centros docentes andaluces, que tanta alarma social están provocando, no implican que haya surgido una realidad nueva en nuestros colegios e institutos que repentinamente habrían pasado a ser lugares violentos y conflictivos, cuando antes eran remansos de paz y concordia. Muy al contrario, la conflictividad, la violencia y el acoso escolar han existido siempre y han sido parte inseparable de la realidad de nuestros centros escolares desde que los mismos existen. Lo que ha cambiado realmente es la percepción social acerca de este fenómeno, al que ya no se considera normal ni aceptable, ni se justifica con los consabidos “son cosas de niños”, “es algo natural” o “todos hemos pasado por ello”.
Actualmente, asistimos al surgimiento de una nueva conciencia social que, al igual que ha ocurrido con la violencia de genero, ya no acepta, ni permite, ni justifica unas conductas que, lejos de ser naturales o irrelevantes, constituyen claramente una forma de maltrato.
Unas conductas, cuyas consecuencias, tanto para el agresor, como para la victima o incluso para los espectadores, pueden ser muy graves y a veces irreparables, condicionando el presente y el futuro de quienes se ven involucrados en ellas. Baste decir que cualquier somero análisis de los historiales de menores actualmente internados en centros de reforma por la comisión de delitos revela, en un elevado porcentaje de casos, que los mismos estuvieron inmersos en situaciones de violencia escolar, ejerciendo en la mayoría de los casos el papel de agresores o en algunas ocasiones el de victimas, sin que en ningún momento recibieran la atención o el tratamiento que precisaban para superar estas situaciones y, en bastantes casos, sin que ni tan siquiera sintieran que existía un reproche social o moral para tales comportamientos.
De igual modo es posible constatar el importante número de adultos que se ven obligados a recibir algún tipo de terapia psicológica para superar los traumas derivados de una infancia marcada por el acoso o el maltrato de sus iguales.
A diferencia de lo que ocurría anteriormente estas realidades empiezan a ser conocidas por la ciudadanía y, como consecuencia de ello, parece estar surgiendo una conciencia social nueva que valora la violencia y el acoso escolar como formas de maltrato y exige de los poderes públicos soluciones que garanticen una adecuada convivencia en las aulas.
Es esta nueva conciencia o sensibilidad social la que determina que situaciones, que antes existían pero pasaban desapercibidas, sean ahora objeto de pública denuncia y generen una gran alarma y controversia ciudadana, de la que los medios de comunicación se hacen cumplido eco.
Debemos insistir en la idea de que la conflictividad, la violencia y el acoso escolar han existido siempre en nuestros centros docentes, la diferencia esencial con el momento presente es que ahora estas conductas, ni se ocultan, ni se aceptan, ni se justifican socialmente.
Y es como consecuencia de esta nueva conciencia social acerca del problema de la convivencia escolar, que han comenzado a proliferar todo tipo de estudios, investigaciones e informes sobre esta realidad, aportando al debate público una cascada de datos, cifras y estadísticas, que si bien contribuyen a un mejor conocimiento del problema y, por tanto, a la búsqueda de soluciones al mismo, lo cierto es que también están provocando cierta confusión por lo contradictorio que resultan en ocasiones los resultados de los mismos".

No hay comentarios: